El triunfo del miedo

El sábado por la noche, como todo el mundo ya sabe, durante el derbi Español-Barça se vivió en la montaña de Montjuïc un infierno al que no estamos muy acostumbrados en nuestro país, aunque desconozco la totalidad de los motivos.
Puede que los actos que vivimos esa noche en el estadio del Español o, mejor dicho, que la gran mayoría presenciamos por las pantallas de TV (y esto es importante), sean un hecho totalmente aislado en nuestro fútbol, y que quizás no suceda más durante el presente curso. Sin embargo, esto no es excusa, porque es algo que no debe ocurrir nunca.
Ayer leyendo en un diario la opinión de un periodista que estuvo presente en el estadio durante los acontecimientos, me recorrió un escalofrío por el cuerpo. Suelo tratar de empatizar con el narrador a la hora de describir sus sentimientos y su situación, pero esta vez fue realmente impactante: solamente pensar en los niños que acudían a ver un partido de su equipo de fútbol a un recinto, quizás uno de los días más memorables de su corta existencia, con el que habrían soñado durante días, se tornara en pesadilla al ver recorrer por las gradas (tal vez cerca de él o no) bolas de fuego y ensordecer por los gritos violentos de una masa enfervorizada ... en fin, es difícil no recordar lo que sucedió precisamente también en un partido del Español la década pasada, en el cual un crío de 13 años falleció en su asiento por el impacto de una bengala. Es difícil ser capaz de ponerse en la piel de los inocentes aficionados que acuden al estadio y se ven en medio de esa violencia sin tener nada que ver, y hacerse cargo del pánico que te puede envolver en una situación así, sin saber por donde salir ni como huir.
Más allá de la cadena de errores fatales que pueda darse para provocar situaciones como las del sábado, la respuesta, al menos para mí, parece obvia: no hay solución. O, mejor dicho, la hay, pero esa respuesta no es unánime ni definitiva por parte de los que tienen el dedo sobre el botón. Ya sea por intereses (personales) y miedos (también personales), de los dirigentes del fútbol español, de los cuerpos de seguridad, etc... el problema seguirá golpeándo ocasionalmente a nuestro fútbol, llenándonos de vergüenza y de indignación a todos los que únicamente queremos ver un juego, un partido de fútbol, que somos la inmensa mayoría de los ciudadanos.
Es una lástima que "cuatro" individuos sean capaces de echar a perder unos momentos tan bonitos como los de un niño viendo su primer partido de fútbol en el estadio de su equipo. La capacidad de estos individuos, su triunfo, solo es posible mientras se da la inconsciencia y la incompetencia en los que pueden evitarlo.