Entre el fuerte oleaje

De entre las aguas turbulentas de Can Barça y la fuerte marejada de Chamartín, va emergiendo silenciosamente un submarino amarillo llamado Villarreal. Con paciencia y haciendo las cosas como Dios manda, el conjunto de Pellegrini va pasito a pasito, con la regularidad que le faltan a la mayoría de equipos de primera división, cubriendo objetivos y alcanzando metas.

Ni está líder ni se le espera, pero con la debilidad y la incompetencia demostrada por los dos trasatlánticos de la Liga, el submarino amarillo está ganando enteros y se va postulando sin hacer ningún ruido, como en un sueño, para ganar el campeonato. Tal es el desvarajuste de esta liga, que aunque sorprendiera, nadie mediante un análisis en frío concluiría extrañarse si el conjunto castellonense se hace con el título.

Este fin de semana ganó al Zaragoza en un encuentro en el que el equipo maño falló multitud de ocasiones, las que no le hicieron falta al Villarreal, que define de cara a puerta como los ángeles, con una delantera de escándalo con Rossi, "Matigol", Nihat, Tomasson, Pires, "Guille" Franco... ¿Quién echa de menos a Forlán?

El equipo de Pellegrini suma 53 puntos, a dos del Barça y a 9 del Real Madrid. Y con una dinámica en Liga mucho mejor que la llevada por sus rivales. De hecho hace solo dos semanas ganó al Barça en el Camp Nou. Y está a un paso de batir sus mejores registros en primera de toda su historia.

Parte de su estupenda trayectoria es también debida al codiciado Diego López. El ex guardameta madridista está bordando una gran temporada a un nivel muy alto, y ya está rechazando ofertas de clubes importantísimos como la Juventus. Su objetivo, desde mi punto de vista, utópico, es llegar a ser portero titular del Real Madrid.

También quiero destacar la labor de dos futbolistas valiosísimos: Senna y Cazorla. Son los auténticos dueños del centro del campo, y han conseguido reponer al club de la Riquelmedependencia, ya en el olvido. Son futbolistas con ambición, trabajadores incansables y con calidad. Presente y futuro de la selección española.

En definitiva: blancos y azulgranas haciendo el canelo, con sus líos de vestuario, sus místers arrogantes e interrogantes, sus presidentes multitarea... y mientras tanto, por debajo, viene el submarino. A ver quien termina hundido.