Una obsesión que toca a su fin

La ambición en el mundo del fútbol siempre ha existido. Y desde que los clubes son, cada vez más, grandes empresas, el éxito se traduce en trofeos importantes, y se equipara a la ambición de cualquier futbolista.
Desde que llegó Roman Abramovich al Chelsea, el equipo ha ganado torneos importantes. Sin embargo, como gran empresario y magnate de las finanzas que es, el ruso siempre ha tenido en mente a la hora de construir su equipo una competición: ganar la Champions League es su ambición máxima, y su mayor objeto de deseo. Unir su cara, el escudo del Chelsea y la "orejuda", es su obsesión. Y, como buen empresario que es, no cejará en su empeño hasta que no se convierta en realidad. En mi opinión, al igual que Roig conseguirá ganar la Liga española con un equipo de pueblo, Abramovich esta temporada logrará alcanzar su codiciado título.
Este año, para mi, la Liga de Campeones tiene nombre y apellidos. Y por muy bien que se le esté dando al Barça, por muy bien que juegue la máquina del United, y por mucho que se empeñen Torres, Cesc y compañía... hay un equipo que no está haciendo tanto ruido, y que persigue con ansiedad esta copa, y ese es el Chelsea.
Mis razones: porque está jugando bien, porque es un equipo hecho para ganarla, porque poseen jugadores que aúnan esa ambición con una gran calidad, porque se han sobrepuesto al sobresalto de la salida de Mourinho, ...
Esta noche se miden en la ida de cuartos a unos "principiantes", los turcos del Fenerbahçe, que ya han llegado demasiado lejos, aunque obviamente lucharán a morir porque no tienen nada que perder. Tenemos el ejemplo del Sevilla, que ya vivió en sus carnes lo que este equipo lucha. Además los turcos cuentan con un matador como Mateja Kezman, y el serbio alberga una motivación extra ante sus ex.
Pero para mí, aún así, al Chelsea le ha tocado en suerte bailar con la más guapa. Los bleus, con bastantes de los mejores futbolistas de 14 naciones distintas (Lampard, Ballack, Drogba, Terry, Cech, Sheva, y compañía), tienen que demostrar de una vez por todas que quieren esta competición. Entre ellos también está Anelka, el último en llegar al equipo londinense, y que vuelve al Sukru Saraçoglu. Si muestran todo su repertorio, incluso con la mitad de éste, pueden alcanzar la final y ganarla. Una final, que a principios de temporada yo, cuando me preguntaban, en mis vaticinios, resolvía: será Barcelona - Chelsea. Y efectivamente, ésta se puede dar todavía y creo que se dará.